
Hay datos sólidos que indican que los efectos al consumir marihuana la (o THC), sobretodo durante el desarrollo de una persona, producen cambios adversos en el cerebro a largo plazo, o incluso ser estos permanentes.
Los estudios también demuestran que la exposición a la marihuana durante la adolescencia está asociada con la alteración del sistema de recompensa, lo que aumenta la probabilidad de que se autoadministren otras drogas (por ejemplo, cocaína) cuando tiene oportunidad de hacerlo.
De ahí que la marihuana tenga la denominación de la “droga de inicio”.
Efectos producidos al consumir marihuana
Cuando una persona comienza a fumar marihuana con cierta regularidad es fácil que aparezcan algunos signos externos que reflejen dicho consumo:
- Actitud ausente: A pesar de que el consumo de marihuana aporta una sensación de euforia, posteriormente muchas personas se quedan ensimismadas, atontadas o bien distraídas con cualquier absurdez.
- Pérdida de la vergüenza: Tras el consumo de cannabis hay un elevado número de personas que muestran un mayor nivel de desinhibición. Se muestran más extrovertidos y su conducta a nivel comunicativo es mayor. Aunque debemos destacar que en algunos casos sucede el efecto contrario.
- Ojos rojos e irritados: Cuando una persona fuma marihuana suele sufrir alteración en la expresión de su rostro. Uno de los aspectos más característicos tras consumir marihuana es el enrojecimiento de los ojos, acompañado de la dilatación de sus pupilas y de la aparición de ojeras. Debemos tener presente que los fumadores de marihuana no son tontos y en muchos casos utilizan colirios para eliminar de forma casi instantánea el color rojizo de sus ojos.
- Dificultad para concentrarse y pérdida de memoria: Si vemos que nuestros hijos, por ejemplo, bajan el rendimiento escolar, dejan de lado actividades que requieren cierto nivel de concentración debemos permanecer atentos. A veces no recuerdan cosas muy recientes y les notamos más despistados de lo normal, debemos saber que también son síntomas frecuentes de los jóvenes consumidores de marihuana.
- Alteración del sueño: Si vemos a una persona llevar horarios más extraños que un tiempo atrás, tener un nivel de actividad superior cuando llega la noche o simplemente sabemos que viene teniendo problemas para conciliar el sueño… ¡alerta! El cuerpo puede acostumbrarse a unos altos niveles de relajación producidos por el consumo de marihuana y una vez pasados los efectos el cerebro puede echar de menos esa sensación, lo cual lleva al joven a tener dificultades para quedarse dormido.
- Atracones descontrolados: El consumo de marihuana fumada habitualmente va ligado a un aumento del apetito, generalmente de alimentos de un alto nivel calórico y con porcentaje alto de azúcares; las chocolatinas, bollería o las pizzas serían un buen ejemplo. Además, estas ingestas suelen ser fuera de las horas habituales de comidas. Se intentan realizar de forma discreta, en lugares como la habitación del chaval o espacios de la casa donde no se sienten observados.
- Consumo de chicles y perfume con demasiada frecuencia: Las personas que fuman marihuana desprenden un fuerte olor bastante característico. Muchos de ellos adoptan la costumbre de llevar siempre encima tanto chicles, caramelos como colonia o desodorante. Esta es la forma más rápida de intentar disimular el fuerte olor a marihuana justo antes de entrar por la puerta de casa.
- Dificultad respiratoria y mucosidad crónica: El consumo de marihuana fumada va acompañado de un deterioro de la garganta, laringe y faringe ya que es por dónde pasa el humo al ser inhalado. El potente humo del cannabis absorbido por los pulmones empeora considerablemente las vías respiratorias. La creación de mocos por el mismo cuerpo hace que un fumador habitual de marihuana parezca estar siempre constipado. Ver escupir a esa persona nada más levantarse de la cama o observar que siempre lleva consigo pañuelos puede darnos pistas sobre un posible consumo.
- Dificultad para prestar atención: La capacidad para mantenerse atento durante un periodo de tiempo más o menos largo se ve mermada en la mayoría de personas fumadoras de cannabis. Observar como cambia de tema constantemente, le cuesta seguir una conversación, una actividad o bien las explicaciones de un profesor puede ser indicativo de que estuviera fumando marihuana últimamente.
- Baja lucidez mental y capacidad de reacción: La velocidad para reaccionar ante los estímulos también es un síntoma de un posible consumo de cannabis. Los jóvenes que fuman habitualmente suelen dar una imagen de estar en su mundo, pensando en sus cosas y en muchos casos reaccionan muy lentamente ante situaciones cotidianas o preguntas de su entorno más cercano.
- Alto nivel de irritabilidad: El consumo de marihuana provoca un alto nivel de relajación temporal a quien la fuma y es posible que el consumidor busque durante gran parte del tiempo estos efectos. Si el posible sujeto se irrita con mayor facilidad que antes y la velocidad para encenderse y acabar enfrentado es mayor podría deberse a que fuma cannabis, no es algo extraño. El cerebro piensa constantemente en obtener sensación de placer y bienestar y no presenta ganas de resolver el resto de situaciones que no vayan en esta línea.
- El síndrome Amotivacional: Este aparece tras un consumo prolongado en el tiempo y consiste en la intoxicación crónica por THC (la sustancia que coloca). Degenera en una pasividad y una indiferencia ante la vida que se puede percibir fácilmente por las personas más próximas a la persona. El adolescente no muestra interés por prácticamente nada, más allá de aquello esencial para su día a día, como puede ser comer, dormir, jugar a videojuegos, estar consigo mismo. Empieza tareas que no acaba, le cuesta decidir hacia dónde enfocar su vida y cada vez tiene menos ganas de fijarse unas metas u objetivos.
Debemos destacar que todos los efectos de fumar marihuana detallados anteriormente pueden ser orientativos, son indicios y no pruebas objetivas.
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